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El mobiliario inscrito del castillo Conti

Testigos silenciosos de la historia

El castillo Conti, majestuosa residencia frente al mar, no solo impresiona por su arquitectura o sus jardines en terrazas. En su interior y en sus alrededores alberga un conjunto excepcional de mobiliario inscrito en los Monumentos Históricos, verdadera memoria material de Córcega y de sus familias patricias. Entre ellos, tres conjuntos se destacan por su singularidad, su historia y su poder evocador: el águila imperial, la cuna familiar y los leones del castillo Sébastiani.

El águila imperial en mármol verde de Córcega

En la cima de la escalera de honor del castillo, se encuentra una obra de gran simbolismo: un águila en mármol verde, con las alas extendidas, observando el horizonte con una majestad intacta. Esculpida en un bloque de serpentinitas de Córcega, esta ave de rapiña no es solo un adorno. Es la encarnación del prestigio, del poder y de la tradición imperial, en una región profundamente marcada por la figura napoleónica.

Su pedestal de mármol rojo y su pose altiva evocan las grandes encargos decorativos del siglo XIX. El águila parece guardar el lugar, como un tótem inmóvil en la piedra, testigo de las generaciones pasadas y de las ambiciones de una época. Inscrita en el Inventario adicional de los Monumentos Históricos, también simboliza el cuidado por la conservación del patrimonio mobiliario insular.

El patrimonio no es lo que miramos: es lo que transmitimos.

Yves Menasse, asociado fundador de la residencia hotelera Conti

La cuna de la familia Conti: memoria de una estirpe

En el piso superior, escondido en una sala discreta del castillo, reposa un objeto de apariencia modesta pero de rara potencia emocional: una cuna antigua de madera pintada y dorada, desgastada por el tiempo, debilitada por los años, pero aún adornada con decoraciones florales esculpidas a mano. Se dice que fue testigo del nacimiento de varios hijos de la familia Conti.

Esta cuna, aunque parcialmente dañada, es un testimonio de la atención puesta a los objetos de la vida cotidiana, que hoy se han convertido en archivos sensibles. Su forma, su pintura antigua y la calidad del trabajo de ebanistería la convierten en una pieza única, también inscrita en el Inventario del patrimonio. Es una presencia silenciosa, conmovedora, que evoca la intimidad doméstica de un mundo desaparecido.

Los leones del castillo Sébastiani: una historia de rescate

En el jardín del castillo Conti, colocados de un lado y otro de la escalera que lleva al jardín secreto, dos leones de terracota llaman la atención. Parecen estar en su lugar desde siempre. Sin embargo, su historia es singular.

Estos leones provienen del antiguo castillo Sébastiani, en Ajaccio, residencia del mariscal Horace Sébastiani. Este castillo fue parcialmente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzado por una bomba. Abandonado, terminó perdiendo su mobiliario y sus esculturas. Fue Robert Menasse, promotor inmobiliario y mecenas, quien salvó estos leones del olvido. Tras adquirir el castillo Conti, los transfirió a su jardín, donde todavía se encuentran.

Estos leones son vestigios de otro lugar, de otra historia, pero ahora prolongan la historia del castillo Conti. Este gesto de conservación, en una época en la que se pensaba poco en el valor patrimonial de los objetos, es un testimonio de una rara conciencia.

Un museo a cielo abierto

El castillo Conti es mucho más que un lugar de acogida o recreo. A través de estos objetos —que a veces solo se perciben tras una mirada atenta—, se revela toda una historia de Córcega íntima y monumental. Cada pieza, cada escultura, cada mueble inscrito lleva una memoria: la de los artesanos, las familias, los dramas, los renacimientos. Es una forma de hospitalidad por sí misma: hacer espacio para la Historia en el presente.